A veces, me da todo igual

El vitalismo

Resulta curioso cómo a pesar de toda la historia que se enseña en la escuela, no se nos inculque de verdad la idea de cómo pensaban los hombres en los siglos anteriores. No creo que sea premeditado, pero tampoco interesa a muchos. Me refiero, a que, aunque ciertas ideas se transmitan, de pasada, no se nos pone "en situación". Me refiero, por ejemplo, a cómo la sociedad abandonó la teoría del creacionismo para adoptar la evolución de las especies de Darwin, lo que le costó, la cantidad de objecciones que pusieron, una y otra y otra vez, hasta que tuvieron que aceptar una verdad científica. A ver si investigo más de esto.

Hoy quería hablar del vitalismo en la química, y el abandono del mismo, cosa que he descubierto en el interesante libro Serendipia que me regaló Miriam (¡gracias miri!). Resulta que en el siglo XIX los químicos creían que había dos tipos de sustancias: las orgánicas y las inorgánicas. Las primeras provenían de seres vivos y contenían una "fuente de vida" que no podía ser obtenida a partir de elementos inorgánicos. Creo que no es preciso explicar de dónde sugerían los católicos que provenía esta fuente de vida. Sólo gracias a la ciencia se pudo demostrar que es posible la creación de elementos orgánicos a partir de inorgánico. Wöhler sintetizó urea (orgánica) a partir de cianato potásico y sulfato amónico (descubrimiento serendípico, pues buscaba cianato amónico). Aun así, como esos compuestos (inorgánicos) los había aislado de materias primar orgánicas (sangre y otros) los vitalistas no consideraron demostrado que no existiera esa "fuente de vida" y hubo que esperar a que Kolbe preparara ácido acético a partir de sus elementos originales para descartar el vitalismo.

Si nos enseñaran en la escuela cómo la gente es reacia a abandonar sus creencias, incluso aunque vayan en contra de la ciencia (y de la lógica) creo que desarrollaríamos un pensamiento mucho mas escéptico. Pero eso no interesa a (aún) muchos sectores conservadores de la sociedad españolita.